Comparación entre la cirugía de revascularización miocárdica y el implante de stent en el paciente diabético con enfermedad aterosclerótica
Artículo de revisión publicado pñor el Dr Demetrio Snovitsky en la REVISTA ARGENTINA DE CARDIOLOGÍA – VOL 77 Nº 4 – JULIO-AGOSTO 2009 : 294-297
Introducción:
La enfermedad coronaria es la principal causa de morbimortalidad en los pacientes diabéticos. En los Estados Unidos se realizan aproximadamente un millón y medio de intervenciones coronarias por año entre cirugías de revascularización miocárdica (CRM) e intervenciones coronarias percutáneas (ICP) y se estima que el 25% de esos pacientes son diabéticos.
Debido al impacto de la diabetes en el sistema cardiovascular, esta población precisa un tratamiento específico no sólo de la diabetes como enfermedad, sino de la cardiopatía isquémica asociada. El impacto sistémico de la diabetes como una enfermedad de todo el árbol vascular crea una patología única en la cual todos los órganos se ven afectados en diversos grados.
Los pacientes mal controlados presentan hiperglucemia y requieren tratamiento con insulina intravenosa. En los pacientes con angina inestable, el tratamiento debe ser agresivo. El objetivo del tratamiento médico inicial es la estabilización de la isquemia miocárdica persistente, seguido de coronariografía para evaluar el grado y la extensión de la enfermedad coronaria. La presencia de compromiso hemodinámico puede requerir la colocación de un balón de contrapulsación intraaórtico en la misma sala de hemodinamia.
Muchos ensayos clínicos fueron diseñados con el objetivo de comparar la eficacia del tratamiento médico frente a las ICP y a la CRMdebido a que muchos pacientes intervenidos tienen diabetes y cardiopatía isquémica.
Los pacientes con angina crónica estable y enfermedad de uno o de dos vasos sin compromiso del tronco de la arteria coronaria izquierda ni de la descendente anterior tienen una evolución similar independientemente del tratamiento instituido. Por otro lado, los pacientes con enfermedad de múltiples vasos e isquemia inducible tienen mejor pronóstico con la revacularización, tanto quirúrgica como con la angioplastia.